Amantísimo Miguel,
Señor de la Espada,
Tú que custodias nuestros corazones,
Aparta de nosotros todo el mal,
Corta nuestros apegos incoherentes,
De tal forma que estando limpios y libres
De nuestra pequeña mente
Podamos percibir el Amor Inmenso
De la Gran Mente Infinita de Dios
Y podamos así alinear nuestra pequeña voluntad
Con la Voluntad de Dios para vivir sumergidos en Él.
Glorioso Príncipe Miguel
Otórganos el valor y el coraje
Para cumplir y hacer cumplir
La Ley del Amado.
Que así sea
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