El mismo nombre de Miguel, nos invita a darle honor, ya que
es un clamor de entusiasmo y fidelidad. Significa "Quién como Dios".
Satanás tiembla al escuchar su nombre, ya que le recuerda el
grito de noble protesta que este arcángel manifestó cuando se rebelaron los
ángeles. San Miguel manifestó su fortaleza y poder cuando peleó la gran batalla
en el cielo. Por su celo y fidelidad para con Dios gran parte de la corte
celestial se mantuvo en fidelidad y obediencia. Su fortaleza inspiró valentía
en los demás ángeles quienes se unieron a su grito de nobleza: "¡¿Quién
como Dios?!." Desde ese momento se le conoce como el capitán de la milicia
de Dios, el primer príncipe de la ciudad santa a quien los demás ángeles
obedecen.
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