El arcángel
Miguel es el comandante de los ejércitos celestiales. Fue él quien expulsó a
Satanás y a sus ángeles rebeldes y quien peleará con el Dragón que menciona el
Apocalipsis. Su principal función es protegernos de las fuerzas demoníacas y
los malos espíritus y, entre los dones que le podemos pedir, están la valentía
y la fuerza de voluntad.
Miguel es
el jefe del ejército angélico y el principal entre los siete grandes
arcángeles[1]. Fue él quien derrotó a Satanás (Lucifer) y sus ángeles rebeldes
y quién según la tradición rabínica acompañó al pueblo judío durante su éxodo a
través del desierto. Considerado como un ángel de protección que ha sido
siempre leal y obediente a Dios, su
nombre, de origen hebreo, significa “¿Quién cómo Dios?”, pregunta retórica que
el mismo arcángel utilizó como respuesta a Satanás cuando éste, en medio del
combate, jactanciosamente dijo: “¿Quién cómo yo?”.
Él, junto a
Gabriel y Rafael, es uno de los tres arcángeles que la Iglesia Católica
reconoce de forma oficial (ya que solo esos tres son nombrados en la Biblia de
forma explícita). Pero su importancia es tan grande que rebasa en mucho a la
que el Catolicismo le concede, siendo así el ángel más importante en el
Judaísmo y, en el Islam, uno de los tres ángeles que se le presentó a Mahoma.
Muestra de esa importancia son las diversas denominaciones que se le ha
otorgado: “El que guarda las llaves del cielo”, “Jefe de los Arcángeles”,
“Príncipe de la Presencia”, “Príncipe Angélico de Israel”, “Guardián de Jacob”,
“Ángel de la Zarza Ardiente”, “Ángel del Arrepentimiento, la Rectitud, la
Misericordia y la Santificación”.
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