Este día,
como todos los demás siguientes de la Novena, se ha de hacer y decir lo mismo
que en el primero, variando sólo la oración del coro angélico, que le
corresponde a cada día.
Dios y
Señor de los Arcángeles,
a quien encomiendas los negocios
gravísimos de vuestra
gloria;
por tales merecimientos
gravísimos de vuestra gloria:
ofrezco los
merecimientos
de estos nobilísimos espíritus y los de San Miguel Arcángel,
que
defendió vuestra honra y
gloria contra Lucifer y sus ángeles,
para que yo
busque en
todas las cosas vuestra
mayor honra y gloria y me des lo que pido en
esta novena.
Amen.
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