Oraciones a
San Miguel ArcángelGlorioso San Miguel, jefe de la milicia celestial y defensor
de la Santa Iglesia, admiramos las sublimes perfecciones con que se complació
en adornarte y enriquecerte el Buen Dios, y nos arrodillamos dichosos frente a
ti para reclamar tu poderosa intercesión.
Recuerda
que nosotros somos parte de la gran familia de los cristianos, a quienes tú
tienes el encargo especial de proteger; y que estamos continuamente expuestos a
caer en las trampas de Lucifer que quiere llevarnos, como a sus cómplices los
Ángeles malvados, en una rebelión criminal contra nuestro Dios, y que, por
desgracia muchas veces nos dejamos sorprender por las tretas de este cruel
enemigo de nuestras almas.
Levántate,
oh príncipe de la milicia celestial, y haz desaparecer estas legiones
infernales, haciendo retumbar en sus oídos el grito sublime: “¿Quién es como
Dios?” que los tumbo y que los hizo caer en el abismo de todos los males.
Nosotros debemos luchar día y noche contra estos espíritus llenos de malicia esparcido
en el aire, que no nos dejan ni descanso ni tregua; ¡quién podría defendernos
mejor que tú de sus mordiscos envenenados, glorioso Arcángel, tú que los
hiciste huir cuando tuvieron la audacia de igualarse a Dios y querer ser
similares a El!
Sé nuestro
protector y nuestra defensa, y haz que luchemos siempre a tu lado en las filas
de esa milicia sagrada de la cual eres el augusto jefe. Es nuestro deseo más
ardiente y es la Gracia que solicitamos con total confianza en tu bondad.
Orando ante
ti por nosotros, no podemos olvidarnos de rezar también por nuestra madre, la
Santa Iglesia, y por su jefe visible, nuestro Santo Padre, el Papa; hazlos
triunfar contra sus enemigos y haz que sigan reinando por largo tiempo en su
gran imperio que tanto goza obedeciéndoles. Esta es la Gracia que te pedimos de
todo corazón. Amén.
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