Oración:
¡Oh glorioso arcángel San Miguel, defiéndenos en la batalla.
Sed nuestro
amparo y defensa contra las asechanzas del demonio.
¡Reprímele
Dios! Te lo pedimos suplicantes, y tu Príncipe de la Milicia Celestial con el
poder divino de Dios, lanza al infierno a Satanás y a otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Así sea. Hoy
acudimos a ti, para pedir tu intercesión por el alma de …................... Y
te saludamos con el grito de batalla que usaste para luchar contra Luzbel:
Primer
Pedido
¡Padre
Eterno! por la intercesión de San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, Protector de la Iglesia de
Cristo en toda la tierra, Guardián Supremo del Santísimo Sacramento y del Coro
Celestial de Serafines, te pedimos Padre, que tengas misericordia y que liberes
del purgatorio al alma de …………….., para que sea conducida lo más pronto al seno
de tu gloria, a fin de que te alabe y te bendiga por toda la eternidad. Amén.
¡Qué en paz
descanse!
¡Dales
Señor, el descanso eterno! ¡Y que le ilumine tu perpetua luz!
Un Padre
Nuestro y tres Avemarías.
Segundo
Pedido
¡Padre
Eterno! por la intercesión de San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, Protector de la Iglesia de
Cristo en toda la tierra, Guardián Supremo del Santísimo Sacramento y del Coro
Celestial de Querubines, te pedimos Padre, que tengas misericordia y que
liberes del purgatorio al alma de …………….., para que sea conducida lo más pronto
al seno de tu gloria, a fin de que te alabe y te bendiga por toda la eternidad.
Amén.
¡Qué en paz
descanse!
¡Dales
Señor, el descanso eterno! ¡Y que le ilumine tu perpetua luz!
Un Padre
Nuestro y tres Avemarías.
Tercer Pedido
¡Padre
Eterno! por la intercesión de San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial, Protector de la Iglesia de
Cristo en toda la tierra, Guardián Supremo del Santísimo Sacramento y del Coro
Celestial de Tronos, te pedimos Padre, que tengas misericordia y que liberes
del purgatorio al alma de …………….., para que sea conducida lo más pronto al seno
de tu gloria, a fin de que te alabe y te bendiga por toda la eternidad. Amén.
¡Qué en paz
descanse!
¡Dales
Señor, el descanso eterno! ¡Y que le ilumine tu perpetua luz!
Un Padre
Nuestro y tres Avemarías.
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