San Miguel,
Primado entre los Príncipes del Cielo, os ofrezco mis alabanzas y devoción,
porque Dios os ha creado tan excelente y tan perfecto y os ha dotado de un celo
tan grande por su gloria y de una sumisión tan admirable a sus divinos
decretos.
San Miguel
Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro
amparo contra la perversidad
y
asechanzas del Demonio. ¡Reprímale Dios!
Pedimos
suplicantes. Y tú, príncipe de la milicia celestial,
arroja al
infierno con el Divino Poder a Satanás
y a los
demás espíritus malignos que andan
dispersos
por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.
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