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8 feb 2015

Meditación para conectarse con la Luz del Arcángel Miguel


Busca un tiempo y un lugar donde puedas estar tranquilo durante al menos media hora, para realizar esta meditación.

Siéntate cómodamente, con la espalda erguida y ambos pies apoyados en el suelo. Cierra los ojos suavemente.

Respira profundamente 3 veces, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Siente como tu cuerpo se va relajando a medida que respiras.

Con tu intención más sincera, y desde lo más profundo de tu corazón, pide ser rodeado por cuatro ángeles servidores de la Luz (uno a tu derecha, otro a tu izquierda, otro a tu espalda, y uno adelante). Los 4 ángeles miran hacia afuera, con sus alas desplegadas, y sus manos extendidas, en señal de protección y alerta.

Los cuatro ángeles irradian Luz, y forman un círculo de luz a tu alrededor.

Estás dentro de un círculo de Luz, blanco azulado (como luz neón). Respira suavemente en este círculo de Luz, protegido por los cuatro ángeles servidores de la Luz.

El círculo de Luz gira a tu alrededor (en sentido de las agujas del reloj) mientras tú continúas respirando.

Permanece dentro de ese aro de luz respirando suavemente.

A medida que respiras, la Luz va entrando en ti. Te vas llenando de Luz por dentro.

El círculo de Luz se va extendiendo hacia arriba y hacia abajo, formando un cilindro de Luz. Tú estás dentro de ese gran cilindro, o columna de Luz.

Esa columna de Luz llega desde lo más alto que puedas imaginar. Llega desde los cielos.

A través de esta columna estás tendiendo un puente hacia los Cielos. Estas alineándote con las Fuerzas de Dios. Estás alineándote con las Fuerzas del Arcángel Miguel, quien cuida del Trono de Dios.

Respira profundamente y recibe un rayo de luz dorado y azul de la espada de Miguel.

El rayo de Luz penetra en tu pecho. Respíralo profundamente.

Mientras respiras el rayo azul de su espada, Miguel te limpia y bendice.

Pide a Miguel que retire (o aleje) de ti toda influencia perniciosa (se lo pides sinceramente 3 veces).

Recuerda que la espada de Miguel (no es espada para matar o dañar), es espada para traer la Luz a la Tierra.

Desde lo más profundo de tu corazón conéctate con la esperanza, la justicia, los sentimientos más elevados de perdón y compasión. Siente cómo tu pecho se expande y comienzas a brillar por dentro.

Eres uno de las Huestes de Miguel. Puedes decir a Miguel que te alistas a sus filas para traer la Luz Divina a la Tierra, que te dispones a ser un Trabajador de la Luz.

Permanece respirando en la columna de Luz por 15 minutos. Rodeado de los cuatro ángeles, y recibiendo la Luz del Arcángel Miguel.

Pasado ese tiempo vas regresando lentamente a tu estado de conciencia de vigilia. Haciendo tres respiraciones profundas (inhalando por la nariz y exhalando por la boca). Sintiendo poco a poco tu cuerpo más presente.

Mueve apenas los pies y las manos. Abre los ojos. Mira a tu alrededor. Permanece así unos instantes más.

No hagas actividades bruscas por un par de horas. Puedes permanecer en calma y quietud, escuchando una suave música. Leyendo algo que te guste. O haciendo un trabajo tranquilo. O puedes recostarte a descansar unos momentos.

Al hacer esta meditación has entrado en un proceso de profunda renovación de energías. Una vibración diferente llegará a ti. Te has voluntariado como servidor de la Luz, como Trabajador de la Luz. Esta es una poderosa decisión. Irás siendo ubicado en una posición diferente día a día. Ten paciencia, ya lo verás.

Renueva esta meditación una vez a la semana. De este modo te re-sintonizas con estas elevadas energías, y te recuerdas a ti mismo tu compromiso con la Luz.

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